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Herpes Zoster

La presentación del herpes zóster (HZ) es el resultado de la reactivación de la infección por el virus varicela zóster (VVZ). Cuando somos niños y nos enfermamos de varicela, el virus no se elimina por completo si no que queda latente en los ganglios nerviosos sensoriales; El sistema inmune se encarga en todo momento de frenar su reactivación, pero cuando por alguna razón bajan las defensas, entonces el virus se reactiva nuevamente causando lesiones muy parecidas a la varicela, además de causar dolor, prurito y ardor en una parte del cuerpo  especifica llamada dermatoma.

Es un padecimiento frecuente en los adultos mayores, con un riesgo de presentarlo a lo largo de la vida del 30% y hasta del 50% entre las personas de 85 años de edad

La complicación más frecuente del Herpes Zoster, es la neuralgia post-herpética (NPH), definida como un dolor persistente durante al menos 90 días tras la aparición de las vesículas. La incidencia del HZ y de la NPH se incrementa con la edad.

El principal factor de riesgo son los cambios en el sistema inmunológico asociados a la edad y los estados de inmunosupresión. Los cambios inmunitarios con el envejecimiento que afectan tanto a la inmunidad innata (disminución de la expresión del complejo mayor de histocompatibilidad tipo II) como a la inmunidad adaptativa (menor activación de los linfocitos TCD4+ en contra del VVZ y menor funcionamiento de los linfocitos TCD8+) provocan una menor respuesta inmunitaria celular contra el virus herpes Zoster.

Por otro lado, existen condiciones medicas que pueden presentarse como factores de riesgo para HZ por su estado de inmunocompromiso, por ejemplo: la artritis reumatoide, enfermedades oncológicas, insuficiencia renal, SIDA, pacientes que han recibido algún trasplante y aquellos con uso crónico de esteroides también presentan un mayor riesgo.

SIGNOS Y SINTOMAS

Los síntomas incluyen cefaleas, fiebre y malestar general, que pueden durar uno o varios días. El paciente también presenta, hormigueos y dolor que puede llegar a ser extremo, todo ello en la zona del nervio afectado, donde aparecerá la erupción cutánea. Este dolor puede presentar múltiples características, como punzante, urente, picante… y se suele desarrollar en brotes agudos y exacerbaciones.

Las lesiones suelen seguir formándose durante alrededor de 3 a 5 días, comienzan como manchas eritematosas que pasan a vesículas distribuidas a lo largo del sitio afectado, comunmente en un patrón que simula un cinturón y sin pasar la línea media del cuerpo.  Las regiones más comunes son el abdomen, la región media del tórax y la zona oftálmica de la cara, donde puede tener consecuencias sobre la visión.

Herpes zóster geniculado (síndrome de Ramsay Hunt, herpes zóster ótico) se debe al compromiso del ganglio geniculado. Produce dolor de oido, parálisis facial y, a veces, vértigo. Se forman vesículas en el conducto auditivo externo y el paciente puede perder el sentido del gusto en los dos tercios anteriores de la lengua.

Herpes zóster oftálmico se debe al compromiso del ganglio trigeminal (de Gasser) y se manifiesta con dolor y una erupción vesiculosa alrededor del ojo y en la frente, en el área de distribución de la división oftálmica V1 del quinto nervio craneal (trigémino). La enfermedad ocular puede ser grave. El hallazgo de vesículas en la punta de la nariz (signo de Hutchinson) indica el compromiso del ramo nasociliar y un riesgo aumentado de enfermedad ocular grave. Sin embargo, el ojo puede estar comprometido, aunque no haya lesiones en la punta de la nariz.

DIAGNÓSTICO

La evaluación clínica es muy importante, el medico puede revisar el área afectada y si presenta el  exantema característico y a veces incluso antes de que aparezca el exantema si los pacientes tienen el dolor típico en el área de distribución de un dermatoma. El diagnóstico suele basarse en el exantema y las vesículas.

TRATAMIENTO

El tratamiento con antivirales por vía oral disminuye la gravedad y la duración de la erupción aguda y la tasa de complicaciones graves en los pacientes inmunodeficientes; puede reducir la incidencia de neuralgia post-herpética. El tratamiento también está indicado en pacientes con dolor intenso, exantema facial, especialmente alrededor del ojo, y en pacientes inmunocomprometidos.

El tratamiento del herpes zóster debe iniciarse lo antes posible, idealmente durante el período prodrómico, y tiene menos probabilidades de ser eficaz si se administra > 72 h después de la aparición de las lesiones cutáneas, especialmente en ausencia de formación de nuevas lesiones.

Es importante también administrar tratamiento para el dolor con analgésicos.

Un excelente complemento al tratamiento es el uso de inmunomoduladores que activen y suban las defensas para una recupaeracion mas rápida para el paciente. Por lo tanto los inmunomoduladores activaran una respuesta inmunológica rápida en contra del virus, la cual es condicionante en la evolución de esta enfermedad.